domingo, 10 de mayo de 2009

TODOS LOS NOMBRES

Leí esa novela de Saramago hace como 10 años, me encantó, me pareció una perfecta y solitaria oda al amor, siempre la recuerdo; el libro se lo regalé a alguien que en ese tiempo amaba a morir, el problema es que cuando se ama a morir, obviamente el amor se muere , así que sólo me quedó el recuerdo de haber leído esa novela mas de una vez y de un amor que murió por inanición

Este fin de semana al parecer los astros, los apus o no se que fuerzas se conjugaron para que me encuentre en medio de tantos recuerdos, tantos presentes e incluso tantos futuros a las dos de la mañana en la pista de baile del Ukukos. Habían pasado apenas horas de haber visto la actuación del Os en Kallampa y todo hacía presagiar que sería otra noche más bailando todo lo que se toque y tomando todo lo que se sirva, esperando a que empiece a clarear, porque no hay nada mas hermoso que ver amanecer, ver como el cielo empieza a cambiar de color y como las luces de la calle se apagan poco a poco.

Pero a las dos de la mañana, estaban ahí todos los nombres, los de los amores difuntos, los de los ángeles, los de las víctimas, los de las victimarias, los de mis sueños y los de mis madrugadas. Se había armado una constelación en torno mío, las estrellas se movían entonces formando caprichosas figuras y yo, ahí en medio, viendo pasar mi vida como una película española de mediados de los 90, pero escribiendo también el guión de mi siguiente largometraje personal con efectos especiales incluidos.

No está bien mencionar nombres, la novela tampoco lo hace, pero como olvidar lo que sentí la primera vez que te volví a ver en Kallampa, cuando nuestras miradas se cruzaron; como olvidar el café que tomamos mientras te deseaba suerte y quedábamos como amigos, espero para siempre; como olvidar esos años en los que creía que no eras cusqueña , ni siquiera terrestre, porque siempre me pareciste un ángel bajado del cielo; como olvidar esa devoción que un tiempo le tuvimos a lo ilegal en nombre de la amistad; como olvidar ese beso pecaminoso, símbolo de infidelidad y ese ayayayayyyy que me pones en el messenger y que creo entender; como olvidar todos los nombres que rondaron en torno mío la noche del sábado.

Pero la noche como el amor transcurrieron y no duraron para siempre, como no duraron para siempre todos mis intentos de ser feliz, es mas algunos jamás sucedieron, otros nunca sucederán, y los que sucedieron la mayoría de las veces alumbraron tanto como la vela misionera que me pediste que apagara para dormir abrazados cuando el día se asomaba.

Salí el viernes también, a la chicha, al Kami, al Ukukos, nos fuimos riendo sin parar a pie a las cinco de la mañana, como se nos va ocurrir ir por ahi cantando "Voy tustunar, voy tustunar, agárrate fuerte que te voy tustunar", como se nos va ocurrir preguntar en la caldería a esas horas de la madrugada si venden caldo de cardan, sudado de cardan o ceviche de cardan. Dormí apenas tres horas, fui a mi diplomado el sábado, almorcé con un amigo que no veía tiempo, dormí en la tarde, vi fútbol , compré regalo para mi madre, es más, incluso se me ocurrió no salir este sàbado, pero todo eso al final fue irrelevante cuando me vi en medio de todos los nombres.

Amanece domingo y nuevamente un domingo me sorprende con las defensas bajas, con las estrategias desarmadas y con las tácticas irresolutas, "..abrázame fuerte que me tengo que ir, no contestes el celular por favor, ¡porque carajos no quito la alarma del celular los domingos!...". Llego a casa, no queda en mi habitación ningún nombre que no sea el mío, mi mejor amiga la soledad me da la bienvenida, después y a pesar de todo he sobrevivido a mi mismo y a todos los nombres, u fin de semana mas.

No pienso salir en todo el día, almorzaré en familia, de hecho estaré todo el día lleno de imágenes que durarán sólo minutos, como la íntima performance de Oswaldo, pensaré en ti todo el día aunque esta vez no tengas nombre, o tengas todos los nombres, hablaré con mi techo muchas veces como "Don José" (el personaje de la novela) , porque como dice en la contratapa del libro "Todos los nombres" es la más intensa historia de amor, es el relato de aventuras de un tal "José" (sin nombre) aunque el suyo sea el único nombre que figure en la historia.

Ya no tengo 23, por suerte, he aprendido a controlar mis impulsos, pareciera que me hecho inmune al desamor, incluso cuando este tienen nombre; espero que esto sea sólo un virus, una bacteria y que no llegue a pandemia, por ahora me declaro en cuarentena y espero que sea lunes para salir en busca de un ejemplar de la novela.


1 comentario:

Unknown dijo...

oe callotaca, a ver si me cuentas por el correo personal que circunstancias pasan por tu corazon.. tu corazon de sandia (verde pro fuera, rojo por dentro)